Esta fotografía de Alicia Sánchez, rescatada del Facebook, recoge lo que sucede en 16 de Enero en Trigueros (Huelva), cuando las campanas anuncian el comienzo de esta ancestral tradición de quemar hogueras en las puertas de las casas.
Recogemos el articulo de Antonio López Castilleja, en le programa del Santo de 2015, para ilustrar esta entrada.
Cada 16 de Enero, víspera
de la festividad religiosa de San Antonio Abad, a las 22 horas,
Trigueros arde en llamas. Desde primeros de año, los triguereños se
afanan en recoger haces de carrasca, jara, lentisco o romero para
quemarlos en la puerta del Santo y en la puerta de su casa, haciendo
de este momento un espectáculo visual digno de asombro y muy
reconfortante en las gélidas noches de Enero.
Estas hogueras se
repetirán al finalizar cada día la Novena, en la puerta de la
Iglesia Parroquial y en la de la Ermita.
Pero a todos nos ha
surgido la curiosidad del porqué de esta Tradición.
Estas chispeantes y
gratificantes fogatas que disfrutamos desde tiempo inmemorial, puede
tener su origen en diversos momentos de la historia, cuando las
epidemias infecciosas o la peste recorrían pueblos y ciudades, no
solo de España sino también de todo el Orbe, acabando con la vida
de cientos y miles de personas, lo que podemos comparar con lo vivido
este último año con la epidemia del Ébola en África.
Pues bien, como remedio
curativo recomendado por la medicina de la época e impuesta por las
autoridades, antes de descubrir su causa, se encendían abundantes
hogueras para intentar frenar el incesante envite de la muerte.
Junto a ello, la
invocación divina, por intercesión de los santos de cada lugar,
como mediadores, por su ejemplo de vida, ante el Creador.
Entre los milagros que
se le atribuyen a San Antonio Abad, destaca sobre todo la curación
conocida como el fuego de San Antonio.
Desde el siglo IX al XIV
y en menor grado el XI, se declaraban epidemias de dicha enfermedad,
cuyas consecuencias resultaban más temibles, incluso que la propia
lepra. Así , por ejemplo en 1130 estalló una epidemia en la Lorena,
enfermando gravemente una gran cantidad de personas. Esta enfermedad
recibió el nombre de “fuego sagrado”, “mal de los ardientes”,
“fuego infernal” o “fuego de San Antonio”. Este último
nombre data del siglo XI, momento en el que se fundaron los
monasterios de San Antonio Ermitaño, para atender a las víctimas.
La enfermedad hacía
estragos ocasionando una sintomatología de diversa afectación. Ya
en el programa del santo del año 2006 se dió buena cuenta de esta
enfermedad denominada ergotismo y conocida como el fuego de San
Antonio, en el artículo denominado “el fuego de San Antonio” ,
donde se recogen todos los pormenores de esta enfermedad.
Sea cual sea la causa,
lo que si conocemos son las consecuencias de este fuego que nos
calienta en el frío Enero y que nos remonta a la época medieval,
cuando se encendían hogueras invocando a la divinidad para despejar
de epidemias del ambiente.
Porque Trigueros arde el
16 de Enero y los coetáneos lo disfrutamos con los nuestros y al
calor de fuego que las hogueras despiden al ambiente.
Pero este ritual viene
acompañado de grupos de personas que se unen para pasar un día
agradable recogiendo haces de carrasca, romero y lentisco en grata
compañía, así como llevando a cabo una convivencia, donde se
mezclan personas de distintos niveles y estatus, unidos por el sólo
hecho de llevar a la Ermita una gran fogata que recorrerá una gran
parte de la calle Audiencia, para ofrecérsela a San Antonio Abad, no
ya para que nos libre de las epidemias de antaño, sino para
ofrecerle nuestro respeto y admiración por quien todo lo dió,
siendo el valedor de cualquier acto o actividad organizada que se
quiera llevar a cabo con éxito en Trigueros .
Así el 16 de Enero
Trigueros arde en su Totalidad, porque no hay calle que se quede sin
candela.
Pero, también los
Domingos siguientes grupos de amigos y los amigos del Corpus y
Candelas aportan abundantes haces que iluminan la noche alrededor de
su ermita para que resplandezcan más , si cabe, las virtudes del
primer Santo eremita que subió a los altares en olor de santidad y
del que tenemos la enorme suerte de tenerlo por Patrón.
Es un fuego purificador
que lejos de sus orígenes, nos brinda la oportunidad de observar un
espectáculo visual al calor de las llamas y del que cualquier
triguereño se siente orgulloso, disfrutando y compartiendo entre
amigos de este rito ancestral que rememoramos cada Enero en
Trigueros.